Por qué la música triste nos hace sentir mejor: hay una explicación científica

26.06.2024

Si te pones canciones melancólicas cuando estás triste, no es que seas masoquista. Un estudio te da la razón.

Acabas de romper tu relación, ésa que creías que iba a ser eterna. Tu corazón está roto y tú, decides escuchar canciones tristes. Aunque a priori parecería lo contrario, no es que seas masoquista. Lo cierto es que puede que, intuitivamente, sepas que te sienta bien hacerlo. Un reciente estudio así lo ha confirmado. De hecho, los expertos coinciden en que la música –de todo tipo–, puede influir en la salud mental y mejorar el estado de ánimo de las personas. Lo que parecía menos probable era que las canciones de pena fueran las mejores para lograr que te sintieras mejor. Pero nada más lejos de la realidad.

Tanto que el reciente estudio El valor de la música triste, publicado en el Journal of Aesthetic Education, una revista educativa de la Universidad de Illinois, muestra que la música triste puede afectar de forma positiva al estado de ánimo de una persona. Además, puede conseguir que te sientas conectado con los demás seres humanos y, por tanto, menos solo.

Ocurre por la llamada "paradoja de la tristeza placentera". Cuando estás triste, "te sientes solo, te sientes aislado. Pero luego está esta experiencia, por la que escuchas algo de música o tomas un libro y sientes que no estás tan solo", señalaba Joshua Knobe, psicólogo e investigador de la Universidad de Yale, y uno de los autores de este estudio, en su presentación.

¿Por qué canciones tristes?

No eres la única persona del mundo que necesitas escuchar canciones tristes. De hecho, las playlists de canciones tristes están de moda en los últimos años. Lo que igual no sabes es que este comportamiento tiene una explicación psicológica.

Se trata de un método para asimilar y superar el dolor, aunque no seas consciente de ello. La música triste activa nuestra empatía. Según un artículo publicado en Frontiers in Psychology, eso convierte el poner canciones melancólicas en casi un acto reflejo cuando nos sentimos apenados. No se trata de regodearse en el dolor, sino de poner medios para superarlo.

Las canciones tristes nos ayudan por una cuestión hormonal

Otro estudio, en este caso de la Universidad de Ohio, señala que este amor por las canciones tristes cuando estamos de bajón está relacionado con la prolactina. Esta hormona se produce en la glándula pituitaria o hipófisis. Ella es responsable de que los pechos aumenten y produzcan leche materna en el embarazo y tras el parto. También aumenta cuando nos sentimos mal. Lo hace para que nos sintamos consolados, ya que tiene un efecto reconfortante.

Pues bien, al escuchar música mohína, los niveles de esta hormona aumentan. Ello nos provoca calma, además de hacernos sentir mejor. Ambas cosas ayudan a que podamos identificar y reconocer nuestros sentimientos. También a poder pensar y analizar qué nos pasa de una forma más clara. Todo ello nos brinda alivio y puede tener un impacto positivo en nuestro estado de ánimo.

Los beneficios de la música triste

Disfrutar de las emociones negativas, como la tristeza, ya lo hacían filósofos como Aristóteles o Schopenhauer. Pero sólo ha sido en la última década cuando se ha logrado proporcionar ha evidencia empírica de esta paradoja en la psicología y la neurociencia. Según los últimos estudios publicados en revistas científicas, estos son algunos de los beneficios que reporta escuchar música y canciones tristes.

Regula tu ánimo. reproducir una canción triste ayuda a quien la escucha a darle voz a las emociones que siente. Esas que quizá le cuesta expresar. De ese modo, le permite regular su estado de ánimo. Y, aunque lo cierto es que no hará milagros –el dolor hay que pasarlo–, sí que reconfortará. Además, las canciones tristes permiten desconectarse del estrés que se experimenta, al centrarse en la escucha de la música.

Previene la anhedonia. Una de las consecuencias de sufrir un gran dolor es la anhedonia. O sea, la incapacidad para experimentar placer. Además, conlleva una pérdida de interés por casi todo, ya que nada satisface. De hecho, las personas que la sienten no son reactivas ante estímulos que antes les producían placer. Escuchar canciones tristes ayuda a evitar este trastorno, ya que te conecta con tus emociones y te hace disfrutar por la belleza de la música en sí misma. De hecho, si te paras a pensarlo, igual calificas de una experiencia muy agradable escuchar esas listas de canciones afligidas que te tienen tan enganchado.

Ayuda a tomar distancia. Una de las peores cosas de pasar por un mal momento es sentirse sobrepasado por lo que se vive. Pues bien, escuchar canciones taciturnas puede servir para situarte en otro escenario. Uno en el que no eres protagonista y, además, es ficticio. De ese modo, permite generar una distancia entre la persona y su experiencia real. Eso ayuda a tomar distancia y poder reflexionar sobre tu situación sin que el dolor te abrume. Al fin y al cabo, no es más que una canción, ¿no?

Frena el dolor. Ya Aristóteles señalaba que las obras de teatro trágicas ayudaban al público a purgar sus emociones. De hecho, a este proceso lo denominó catarsis. Para él, se trataba de una purificación de las emociones desde la pura emoción que provocaba el teatro. Lo mismo ocurre al escuchar música triste. La investigación moderna ha proporcionado una base biológica para explicarlo. Cuando una persona escucha música triste, al simular la tristeza, engaña al cerebro para que libere prolactina. Esta hormona alivia los sentimientos de pena, lo que consigue un círculo de bienestar en quien escucha la música triste.

"Es paradójico pensar que podrías disfrutar de algo que te hace sentir una emoción negativa", declaró el profesor Emery Schubert, autor del estudio del Laboratorio de Musicología Empírica en la Escuela de Artes y Medios de la UNSW. "Pero esta investigación muestra la primera evidencia empírica de que la tristeza puede afectar positivamente el disfrute de la música, directamente".

¿Cómo se llevó a cabo el estudio?

La investigación se llevó a cabo con un grupo de 50 estudiantes universitarios. Cuando se les pidió que seleccionaran sus canciones favoritas que les evocaran tristeza, varios eligieron temas que iban desde clásicos de Beethoven hasta éxitos de Taylor Swift.

Luego, se les pidió que imaginaran un escenario donde la tristeza como emoción se eliminaba de la música. El 82% de los participantes afirmó que esa idea disminuyó su disfrute de la música, a lo que Schubert atribuyó varios factores biológicos y psicológicos. Uno de ellos, relacionado con el "juego".

"Experimentar una amplia gama de emociones en un entorno más o menos seguro podría ayudarnos a aprender cómo lidiar con lo que encontramos en el mundo", mencionó el profesor. Este explicó además que a las personas les gusta sentirse "conmovidas", es decir, una especie de tristeza con felicidad.