La UNDAV estudia el uso de cáñamo para descontaminar la cuenca Matanza- Riachuelo
Utilizan la planta para extraer metales pesados, como el arsénico, que se hallan en los suelos y en los márgenes del río.

La Universidad Nacional de Avellaneda (Undav) estudia cómo la planta de cáñamo industrial puede ayudar a descontaminar los suelos y márgenes de la Cuenca Matanza-Riachuelo. Para ello, utilizan la técnica de fitorremediación, mediante la cual se utilizan plantas para remover, estabilizar o degradar metales pesados en suelos, aguas o sedimentos. Así, el proyecto apunta a mitigar una problemática que lleva más de medio siglo. De hecho, en la actualidad se generan aproximadamente se generan 10 mil toneladas de residuos por día, entre vertidos industriales, cloacales y desechos sólidos.
El cáñamo industrial es una variedad de la planta Cannabis sativa, que contiene fibra, semillas y aceite, y se usa para fabricar productos textiles, materiales de construcción, papel, telas o jabón. "Tiene un gran poder como fitorremediador, siendo capaz de descontaminar suelos, depurar aguas residuales o limpiar el aire. Puede absorber metales pesados y otras toxinas presentes en el suelo y trasladarlos a sus órganos vegetales. De esta manera, ayuda a limpiarlo de sustancias nocivas como plomo, cadmio y arsénico", cuenta Liliana Elsegood, secretaria de Extensión de la Undav.
Para evaluar cuán efectiva es la planta para absorber metales contaminantes, el equipo utiliza un invernadero de la misma Universidad, donde se colocaron 20 macetas y 8 bancales, ambos con mitad de tierra contaminada (extraída de la cuenca) y la otra mitad limpia. En los primeros, hay una planta por maceta, mientras que en los segundos hay un cultivo intensivo de cáñamo. "Medimos la concentración de metales en el sustrato de la maceta antes de sembrar y después de cosechar, así podemos determinar cuánto se redujo la acumulación de estos en la tierra", detalla. Una vez extraída la planta, se analizará qué metales y en qué órgano de la misma (tallo, raíz u hojas) se juntan los contaminantes. Por otra parte, aprovechan el cultivo intenso en los bancales para explorar las características del cáñamo en condiciones industriales.
"Esta técnica conocida como fitorremediación es una alternativa sostenible, de bajo costo y con bajo impacto ambiental, aunque limitada por factores como la velocidad del proceso, la concentración del contaminante y la disponibilidad de especies adecuadas", relata. Y continúa: "Su aplicación se estudia en zonas afectadas por minería, derrames de hidrocarburos y residuos industriales, incluso radiactivos. En nuestro caso, utilizamos el cáñamo industrial porque ya se ha investigado en otras partes del mundo su poder de bioacumulación y su capacidad de crecer en suelo contaminado".
El estudio, en el que participan estudiantes, docentes y graduados de la Undav, se desarrolla en conjunto con la Autoridad Cuenca Matanza-Riachuelo (Acumar), el ministerio de Ambiente de la Provincia de Buenos Aires, el Instituto de Estudio y Administración Local (Ideal Avellaneda), la Cooperativa Lara y la empresa Ligenoy Argentina SRL.

Un gran cesto de basura
La contaminación de la Cuenca Matanza-Riachuelo estuvo en agenda durante muchos años. Los principales residuos son de origen industrial y cloacal. Durante mucho tiempo, frigoríficos, curtiembres, fábricas y las actividades rurales utilizaron al río como un "gran cesto de basura" –en términos de Acumar– y se volcaron líquidos, gases y otros desechos sólidos tóxicos.
A su vez, la Cuenca posee líquidos cloacales que no fueron tratados de manera adecuada, descargas de barros y desagües clandestinos. De igual manera, las viviendas que no contaban en otro momento con acceso cloacal volcaban sus desechos en el río. "Hoy las plantas de tratamiento sirven para depurarlos y no contaminar, pero aún hay mucha población en la Cuenca que no cuenta con este servicio", plantean desde Acumar.
Por otra parte, muchos de los residuos generados por las actividades que se desarrollan en los territorios terminan flotando en el río, tirados en espacios naturales o en las márgenes de los arroyos. De hecho, el Riachuelo fue espacio de disposición de autos y buques. Desde Acumar se encargan, entre otras tareas, de controlar a las industrias para que no contaminen, financiar la construcción de obras de ampliación de redes cloacales y agua potable, limpiar basurales, márgenes y cursos de agua.
Info: Luciana Mazzini Puga – Agencia de Noticias Científicas