El cardenal favorito de Donald Trump para reemplazar al Papa: era detractor de Francisco
Este cardenal estadounidense fue contrincante del Papa Francisco en el cónclave de 2013 y, ahora, se presenta nuevamente como uno de los candidatos más "papables".

El Vaticano se encuentra de luto, el Papa Francisco ha muerto dejando atrás la responsabilidad que conlleva ser el líder de la Iglesia católica en el mundo. Con la profunda tristeza que esto produce, también queda la tarea de llenar el puesto vacante, un puesto que requiere un nuevo ejemplo capaz de dirigir a los fieles conforme la doctrina y los preceptos de la Iglesia, pero, además, adaptarse a los nuevos retos que la sociedad contemporánea le plantea.
La elección de un nuevo pontífice nunca es fácil, de hecho, para ello existe todo un mecanismo llamado cónclave en el que los 136 cardenales habilitados para votar y ser votados, se reúnen en arduas jornadas de reflexión y democracia. Durante estas jornadas queda expresamente prohibido tener cualquier contacto con el exterior. Pero, aun así, no podemos olvidar que el Vaticano es una fuerza política importante y es difícil impedir que figuras como Donald Trump se posicionen e incluso generen alguna influencia.
La apuesta de Trump para el nuevo Papa
Aunque el mundo occidental, en su mayoría, se haga llamar laico o secular, la religión permanece entrelazada con las decisiones políticas y sociales de los diferentes países. La fe funciona como un compás moral y por eso no es de extrañar que, como existe la influencia de la iglesia en la política, también existe a la inversa. Este es el caso de Donald Trump y Raymond Burke, cardenal estadounidense, nombrado por Benedicto XVI en 2010.
Burke tiene una trayectoria marcada por su firmeza doctrinal y su enfrentamiento con muchas de las reformas impulsadas por el Papa Francisco, era un fervoroso detractor del pontífice, pero incluso con un Colegio cardenalicio en el que tres cuartas partes fueron nombradas por Bergoglio, se perfila como uno de los nombres más mencionados. Su persona da la cara por los sectores más conservadores y tradicionales del catolicismo.
Oriundo de Wisconsin y con 76 años, Burke ha apoyado abiertamente las políticas de Donald Trump respecto a diferentes temas, incluyendo la construcción del muro en la frontera sur, una línea de pensamiento completamente contraria a lo promulgado por Francisco que hablaba siempre en defensa de los inmigrantes y las minorías.
Aunque en las últimas elecciones estadounidenses se mantuvo más cauteloso en cuanto a su opinión, Burke apoyó en la campaña electoral de Trump en 2016, asegurando que este defendía "los valores de la Iglesia", en especial "la defensa de la vida humana desde su concepción", un precepto que los dirigentes del partido republicano se han encargado de imponer mediante proyectos de ley antiaborto.
La admiración parece ser mutua, el presidente estadounidense lo ha elogiado por sus valores conservadores y no sorprende que vea en él un apoyo importante para sus políticas en defensa de los "valores cristianos" tanto en Estados Unidos como en el resto del mundo.
Roces con el Papa Francisco
Para nadie es un secreto que el Papa Francisco hizo hasta lo imposible por aislar a ese sector de la Iglesia de carácter ultraconservador. De hecho, en varias ocasiones llegó a referirse a quienes, dentro de la iglesia, según él, promulgaban discursos de odio, como infiltrados. Y es que respecto a Burke, Francisco fue firme. Una vez se hizo con el poder, lo expulsó de la Congregación para los Obispos y de Tribunal Supremo, el órgano judicial del vaticano.
El pontífice se radicalizó aún más cuando en 2023, según la BBC, canceló el acuerdo de gratuidad de Burke para su piso en Roma y su salario mensual de 5.000 euros. Además, comunicó a los miembros de la orden religiosa jesuita en Portugal, de acuerdo con el medio británico, que existía "una actitud muy fuerte, organizada y reaccionaria" en la Iglesia estadounidense, a la que calificó de "atrasada".
Info: Carolina Serrano Roldán – El Mundo