Cerró una histórica fábrica mendocina de papas fritas y snacks, no pudo afrontar las deudas y la baja del consumo

06.12.2024

Una Pyme familiar fundada en 1952 y conducida por la segunda y tercera generación. Un plantel de 25 trabajadores quedó en la calle

Cerró sus puertas la histórica fábrica mendocina Gonzalo, una Pyme familiar dedicada desde hace más de 50 años a la producción de sus famosas papas fritas y snack. El domingo pasado, el dueño les mandó un mensaje por WhatsApp a sus empleados anunciándoles que la fábrica entró en concurso de acreedores y tuvo un pedido de quiebra, por lo que no volverá a abrir.

La historia de empresa familiar mendocina comenzó cuando Gonzalo García, un inmigrante español, comenzó a hacer papas fritas para disfrutar con sus amigos, se hicieron tan famosas que tuvo que comenzar a producirlas en su propia casa. El mejor momento de la empresa fue hace más de 30 años cuando pudo crecer y expandirse. Se asoció con el fundador de Vea, José Ángulo y ahí comenzó su expansión.

La empresa familiar continuó la tradición con el hijo del fundador José Antonio García Requeno y con sus hijos Leandro Damián García y Pablo José García, que desde chicos se criaron en la planta y tras terminar la secundaria se incorporaron a la empresa. La fábrica se dedicaba a la producción de papas fritas, palitos de maíz, palitos salados, maní salado, maní tostado, pororó, pipocas, bolitas crocantes, conitos, cascarones, pancetitas, aritos de cebolla, tutucas y puflitos (bolita crocante comestible tipo chizito). Hasta contaba con una tienda virtual.

Todo parecía marchar bien, pese a que en octubre uno de los nietos del fundador se quejaba y pedía paciencia a sus clientes porque por la helada no conseguía la papa necesaria para continuar la producción. Sin embargo, contaba que en el norte había conseguido otra variedad de papa que también le servía.

Una empresa muy querida entre los mendocinos que pasaron toda su niñez y adolescencia comprando estas famosas papas fritas. Su plantel es de 25 trabajadores tienen en promedio entre 20 y 35 años de trayectoria en la empresa, la mayoría conoció a los actuales dueños, la tercera generación, desde que eran pequeños y correteaban por la fábrica.

Pese a que los trabajadores de Gonzalo llevan años en la empresa, el dueño José Antonio García Requeno no encontró mejor manera que informarles a los trabajadores la difícil situación de la empresa que a través de un mensaje de WhatsApp. El domingo pasado a las 14 horas les mandó un mensaje "nos decía que no iba a abrir hasta nuevo aviso porque la empresa tenía una gran deuda que la terminó llevando a la quiebra. Seguimos con la incertidumbre, sin respuestas, ni tenemos un telegrama de despido. Cruelmente cuando nos estábamos por sentar a comer con nuestras familias recibimos la noticia de que 25 familias nos quedábamos en la calle por una deuda de más de 100 millones de pesos que tiene la empresa con nuestra obra social y los proveedores", contó Luis Sartorio, un trabajador con 31 años de trayectoria en Gonzalo.

Si bien en la semana pasada todo parecía normal, en los últimos meses los trabajadores cobraron los sueldos en cuotas. Notaron achiques para ver si podía alquilar una parte de la propiedad para sumar ingresos. Sumado a una baja en las ventas, no recibían los insumos en tiempo y forma. "Hubo una baja en el consumo, este año fue muy malo para todos los que se dedican al copetín. Sumado a que tuvieron un inconveniente porque no conseguían papas porque fue un invierno muy crudo", contó a un canal mendocino el trabajador.

Los trabajadores están muy angustiados porque no saben si van a cobrar el sueldo del mes trabajado y ni noticias tienen de una indemnización. "En uno de los mensajes el dueño dijo que podemos disponer del mobiliario y las máquinas que se encuentran dentro de la fábrica. Nos gustaría armar una cooperativa y seguir utilizando las máquinas y las instalaciones. Pero necesitamos ayuda porque tenemos las obras sociales cortadas, no sabemos si nos pagarán el sueldo. Encima somos grandes y nos angustia no saber cómo seguir", dijo Luis, uno de los trabajadores más antiguos de Gonzalo.

Según la publicación mendocina Sitio Andino la familia buscó pedir un préstamo bancario que le fue denegado. "La empresa mendocina mantiene una deuda de 75 millones de pesos solamente con la AFIP (hoy ARCA), que sumada a otras obligaciones lleva el endeudamiento a una cifra superior a los 100 millones de pesos. Ha ingresado un pedido de quiebra contra la empresa, por lo que frente a estas causas no podemos continuar. La empresa está en cesación de pagos, con una quiebra que no podremos evitar", aseguró el comunicado de la empresa.

Pese a que dejó trascender que les dejaba los bienes a los trabajadores, en un comunicado anunció "una vez intervenga en la causa el síndico designado- se rematarán todos los bienes (maquinarias, móviles e incluso el inmueble) para afrontar el pago de las indemnizaciones de los empleados, que tendrán 'privilegio especial' sobre esos fondos", explicó Sitio Andino.

Otra empresa más que baja las persianas, hace unos meses cerró una planta Canale en la misma provincia.