¿Cómo saber si es el momento de separarme?
La separación de una pareja es un proceso complicado en la vida de cualquiera. Sin embargo, en ocasiones, esta decisión es necesaria. Descubre las principales señales que indican que debes dar el paso.
Si en tu pareja las cosas ya no fluyen como antes, es probable que te hayas cuestionado varias veces con la siguiente interrogante: «¿Es momento adecuado de separarme?». Tienes que saber que, cuando el amor se acaba, aparecen señales avisando que la mejor decisión es terminar la relación.
Pese a ello, detectar dichas señales no es fácil, debido a los sentimientos que aún pueden existir por la otra persona. Además, no todas las separaciones son iguales, así que la forma de manejar la situación siempre será diferente. Para ayudarte a dar el primer paso, indagaremos en esta lectura las alertas, advirtiendo que lo más conveniente es la separación.
Tienen discusiones a menudo
Todas las parejas tienen roces y discusiones, y estas no son en sí mismas malas. Hay ocasiones en las que estar en desacuerdo es inevitable, y lo positivo es expresarlo con naturalidad.
Aun así, quizá hayas percibido un cambio, como que ahora las peleas son más frecuentes o es más difícil pedir perdón. Aparte, no solo hay que tener en cuenta la frecuencia, sino el porqué. Que se produzcan por detalles triviales, cosas sin mucha importancia, también es otro indicador de peso.
Prestarles atención a estos enfrentamientos es clave para saber si se trata de una crisis de pareja o si los motivos empujan hacia una ruptura definitiva.
Sientes que te falta algo
La constante sensación de que tu pareja no es suficiente a veces se suele ignorar, e incluso rechazar. No obstante, la intuición es una fuente de información muy fiable.
Si le hacemos caso, es posible descubrir aspectos que van más allá de nuestra capacidad para darnos cuenta de forma consciente. A lo mejor no eres capaz de fijarte qué te falta exactamente, pero si sientes que el vínculo no es suficiente, ya es algo a lo que atender.
No comparten momentos de intimidad
La intimidad es un pilar fundamental. Esta comprende los momentos de encuentro físico, la parte sexual y el compartir experiencias juntos o hacer planes novedosos.
Cuando la parte física o la experiencial se ve reducida, es el momento de actuar. Esto pueden hablarlo e intentar solucionarlo. En todo escenario, no se debería ignorar, pues hace falta que exista la intimidad para que la pareja funcione como es debido.
Los planes de futuro no coinciden
Cada quien tiene su propio plan de futuro, una dirección hacia la cual quiere llevar su vida y desarrollar sus deseos y necesidades. Si estamos en pareja, esperamos compartir tal visión con el otro, y si esto no sucede se debería reflexionar.
Quizás una persona le da más peso a desarrollarse en lo laboral y la otra en lo familiar. Tal vez, una tiene mucha ilusión por casarse, mientras que la otra no está de acuerdo con el matrimonio. Vemos así los principales ejemplos de disonancias en los proyectos vitales en las parejas. Ante dichos desacuerdos, terminar en definitivo resuena como una salida sana para ambos.
El darse un tiempo no funciona
Darse un tiempo es una estrategia útil cuando se siente que algo no anda bien y se necesita espacio para reflexionar. En algunas parejas esto funciona y son capaces de arreglar sus diferencias, pero en otras es más una excusa para poner distancia y rehacer sus vidas.
Optar por distanciarse un tiempo, es buen momento para pensar qué esperas de la relación. También, con la cabeza más fría, analiza qué cosas no van bien y cuáles pueden reparar entre los dos.
Los reproches y las críticas lo inundan todo
En toda pareja coexisten las emociones positivas y las negativas. Pretender que solo existan las buenas es un objetivo poco realista, porque en algunas la comunicación está muy influenciada por el enfado, la tristeza y los reproches.
A propósito de esto, la crítica es uno de los «cuatro jinetes del apocalipsis» en el amor, descritos por el psicólogo John Gottman. Cuando alguien se siente molesto con la otra persona y realiza un ataque hacia su forma de ser, en lugar de limitarse al comportamiento en cuestión, hace una crítica.
Las críticas a veces son inevitables, y se pueden superar con disculpas. El problema se manifiesta si la comunicación gira en torno a los reproches y ataques personales.
Te atrae la idea de ser infiel
Que de forma repentina surjan ganas de conocer otras personas y tener una aventura, puede significar que la relación no marcha como antes. Esta no es la única razón por la que las personas son infieles, pero sí hay que tenerla en cuenta a la hora de reflexionar por qué aparece ese deseo.
Aquí queremos hacer una distinción entre fantasías y el paso al acto. No es lo mismo fantasear con ser infiel que llevarlo a la realidad. Los pensamientos no suponen hacer daño a nadie, pero las acciones sí. Por ello, examina de dónde vienen esos pensamientos y, antes de hacer algo de lo que te puedas arrepentir, piensa en las consecuencias.
En caso de querer estar con alguien más por no sentir amor hacia tu pareja, lo correcto es apostar a la sinceridad. Afronta el tema, pues tus intenciones señalarían que lo mejor es acabar por lo sano con la relación
Sientes que no hay reciprocidad
Uno de los pilares que forman las parejas es la reciprocidad. Esto significa que cada uno aporta y recibe de manera más o menos equitativa. Este intercambio no es exacto, pero sí se regula de forma que cada miembro se encuentre satisfecho.
De hecho, la reciprocidad es uno de los indicadores de satisfacción dentro de un matrimonio, de acuerdo con un artículo publicado en la Revista Argentina de Clínica Psicológica.
La teoría de la equidad de Adams viene a explicar la importancia de la reciprocidad en todas las relaciones. Cada uno compara lo que da al otro con lo que recibe de este. Y si percibe inequidad en ese intercambio, se genera un estado de tensión interna o incomodidad.
La solución para resolver esta tensión es hacer un cambio interno (buscar razones que justifiquen al otro, sobreestimar sus contribuciones o compararse con personas en una situación peor) o externo (aportar menos a la relación o exigirle que nos dé más).
Una vez llegado el momento, ¿qué tengo que hacer para separarme de mi pareja?
Si algunas de estas señales te resuenan, es probable que te plantees que es el momento de dar el paso y terminar la relación. Por supuesto que es una dura decisión que cambiará tu vida, pero resulta necesaria para encontrar una persona que esté en sintonía contigo, en todos los aspectos.
No hay una única forma de terminar con alguien, ya que cada pareja tiene sus circunstancias. No es lo mismo que se trate de dos personas jóvenes a que sean mayores. Si hay hijos de por medio, la situación se complica. Por esa razón, vamos a tratar de dar unas pautas generales.
En todos los escenarios, lo que mejor funciona es la comunicación asertiva y siempre cara a cara. Si están de novios, no caigas en el error de romper a través de las redes sociales, enviando un mensaje o haciendo una llamada, esto se considera injusto e inmaduro.
Con respecto a las parejas que tienen hijos, lo mejor es tratar el tema con los niños para que no sientan que se les ocultan cosas. Se debería tener una conversación aparte, separada de la de los adultos, explicando la situación y aclarando sus dudas de forma calmada y cariñosa.
En cuanto a trámites legales (divorcios, custodias, propiedades y demás), es mejor que cada parte delegue en un abogado y que traten los temas en espacios de conciliación. De lo contrario, se corre el riesgo de triangular y utilizar estas gestiones, cuando uno se siente herido, para hacer daño a la otra parte.
¿Y si no tengo la certeza de que es el momento de separarme?
También puede ocurrir que estés ambivalente respecto a la separación. A lo mejor sientes que el vínculo no es el que era, pero tampoco tienes claro que quieras cortar.
Hay quienes en esta situación optan por la terapia de pareja. Esto puede ser una solución si se desea mejorar aspectos que afecten el compromiso. Según el modelo en cascada de Gottman, los dos pilares esenciales en una relación son la confianza mutua y el compromiso en superar juntos las dificultades. Por tanto, estos serían los objetivos que perseguirían con la colaboración de un terapeuta.
Por otra parte, algunas personas quieren arreglar aspectos de ellas mismas que afectan a su relación con el otro. Entonces, la mejor solución sería la terapia psicológica individual. En todo caso, si consideras que la relación aún se puede salvar, no dudes en apelar a la ayuda profesional
Sí que tenemos que hacer mención a que hay una línea roja, y esta es el maltrato. En cualquiera de sus formas, desde las más manifiestas como son la violencia física, los insultos o las humillaciones, hasta las más sutiles como el gaslighting, tenemos que marcar ese límite y no tolerarlo.
Si detectas que tu pareja ejerce algún tipo de maltrato hacia ti, debes salir de esa relación cuanto antes. La terapia de pareja no está indicada en estos casos.
Paciencia y reflexión antes de cualquier decisión
Si ya no proyectamos futuro con nuestra pareja, las señales que enlistamos se hacen cada vez más evidentes en la relación. Como mencionamos, algunas pueden solucionarse mejorando la comunicación o solicitando ayuda especializada, siempre y cuando no se trate de una relación basada en el maltrato.
En todo escenario, te recomendamos ser paciente y encontrar la calma antes de tomar una decisión importante. Examina tus emociones y aprende a regularlas para no dar el paso movido por el enfado o la frustración.
Info: Psicóloga Gloria Redondo.